Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Samuel 20, 17-41

17 Juró de nuevo Jonatán a David por el amor que le tenía, pues le
amaba como a sí mismo.

18 Jonatán le dijo: «Mañana es novilunio y se notará tu ausencia,
porque mirarán tu asiento.

19 Pasado mañana se notará más; tú irás al sitio en que te escondiste el
día del suceso aquel, y te pones junto a la loma que tú sabes.

20 Ese mismo día iré a lanzar flechas por esa parte, como para tirar al
blanco.

21 Mandaré al muchacho: “Anda, busca la flecha.” Si digo al
muchacho: “La flecha está más acá de ti, tómala,” vienes, porque todo va
bien para ti y no hay nada, por Yahveh.

22 Pero si digo al muchacho: “La flecha está más allá de ti,” vete,
porque Yahveh quiere que te vayas.


23 Cuanto a la palabra que tú y yo tenemos hablada, mira, Yahveh
está entre los dos para siempre.»

24 David se escondió en el campo. Llegado el novilunio, el rey se
puso a la mesa para comer.

25 Se sentó el rey en su asiento, como de costumbre, en el asiento de
la pared; Jonatán se sentó enfrente y Abner al lado de Saúl; el asiento de
David quedó vacío.

26 Saúl no dijo nada aquel día, porque pensó: «Será un accidente, no
estará puro por no haberse purificado.»

27 Al día siguiente del novilunio, el segundo día, se fijaron en el
asiento de David, y Saúl dijo a su hijo Jonatán: ¿Por qué no ha
venido a
comer ni ayer ni hoy el hijo de Jesé?»

28 Jonatán respondió a Saúl: «David me pidió con insistencia poder ir
a Belén.

29 Me dijo: “Déjame ir, por favor, porque es nuestro sacrificio de
familia en la ciudad y mis hermanos me han reclamado. Así que, si
he
hallado gracia a tus ojos, déjame hacer una escapada para ver a mis
hermanos.” Por esto no ha venido a la mesa del rey.»

30 Se encendió la cólera de Saúl contra Jonatán y le dijo: «¡Hijo de
una perdida! ¿Acaso no sé yo que prefieres al hijo de Jesé para vergüenza
tuya y vergüenza de la desnudez de tu madre?

31 Pues mientras viva sobre el suelo el hijo de Jesé, no estarás a salvo
ni tú ni tu realeza; así que manda a buscarlo y tráemelo, porque es reo de
muerte.»

32 Respondió Jonatán a su padre Saúl y le dijo: «¿Por qué ha de
morir? ¿Qué ha hecho?»

33 Blandió Saúl su lanza contra él para herirle y comprendió Jonatán
que por parte de su padre la muerte de David era cosa decidida.

34 Se levantó Jonatán de la mesa ardiendo en ira y no comió el
segundo día del novilunio, pues estaba afligido por David, porque su padre
le había injuriado.

35 A la mañana siguiente salió Jonatán con un muchacho al campo, a
la hora acordada con David.

36 Dijo al muchacho: «Corre a buscar las flechas que voy a tirar.»
Corrió el muchacho, y entonces Jonatán lanzó las flechas más allá de él.

37 Cuando el muchacho llegaba al lugar donde había lanzado la flecha
Jonatán, éste gritó detrás de él: «¿ Acaso no está la flecha más allá de ti?»,

38 y siguió gritando detrás del muchacho: «Pronto, date prisa, no te
detengas.» Tomó el muchacho de Jonatán la flecha y volvió donde su señor.
39 El muchacho no se enteró de nada. Solamente lo entendían Jonatán

y David.

40 Dio Jonatán sus armas al muchacho que estaba con él y le dijo:

«Anda, llévalas a la ciudad.»

41 Se marchó el muchacho y David se levantó de junto a la loma y,
cayendo sobre su rostro en tierra, se postró tres veces. Se abrazaron los dos
y lloraron copiosamente.